12 jun 2007

El hombre de la Atlantida


El Hombre de la Atlantida (1977-1978)

Luego de hacer la anotación de Leviathan, pasó rápidamente una idea de donde me venían a mi toda esa pasión de películas y aventuras del mundo submarino.

Uno de los culpables es El Hombre de la Atlantida, esto fue hace muchísimos años tanto que no recuerdo por que canal lo pasaban, pero que todas las tardes cuando lo veía me quedaba hipnotizado. Nada más al ver las membranas para nadar que tenía entre los dedos de las extremidades y su capacidad de respirar por agallas al igual que los peces era suficiente para atrapar a cualquier niño.

Tanto fue la influencia que tenía esta serie en mi y en mis amigos de infancia, (Luis y Rafael), que cuando nuestras madres nos llevaban a la playa los sábados en el Balneario de Macuto, después de hacer un colon y agarrar el autobús Mercedes Benz Blanco que se paraba en el Nuevo Circo. Se nos olvidaban todas esas penurias y salíamos corriendo sin ni habernos echado protector solar, y nos poníamos a nadar como el protagonista de la serie, el señor Patrick Duffy.

Este particular superheroe siempre tenía que solventar y salvar a la muchacha de los malos, en un ambiente submarino o acuático. Algunas veces se parecía a Ultraman cuando se le acababa la energía porque el se resecaba.

Recuerdo y si mi memoria no me falla, que hasta pudimos conseguir unos trajes de baño parecidos al del Hombre de la Atlantida, ya que el papá de Luis trabajaba en una fábrica de trajes de baños y nos mandó a hacer unos "exclusivos".

De aquella época recuerdo que uno se montaba en el autobús que lo llevaba a uno hasta Macuto. Aunque siempre nos dejaba lejos porque el destino final de ese transporte era Naiguatá. Bueno después que nos bajábamos, los tres varones íbamos caminando y hablando de los capítulos de El Hombre de la Atlantida. Y sacábamos conclusiones y también hablabamos de las caretas y lentes que íbamos a usar. Nuestras madres y mi hermanita iban detrás de nosotros con todos los corotos y cosas que íbamos a usar y comer durante ese día.

La ansiedad se hacía más intensa cuando pasábamos por el parque de las palomas y nuestras madres nos decían que tuviéramos cuidado que no nos fueran a cagar. Desde ahí ya se olía el mar.

Una vez en el bulevar de Macuto, habían tres playas; A, B y C. Nunca íbamos a la C y nunca supe por que. Pero si había puesto en la A que era la más cercana, ahí nos quedamos.

Nuestro día terminaba en la parada al lado de La Guzmania donde esperábamos la camionetica de regreso a Caracas y comentabamos el progreso de los particulares estilos de nado, inspirado en la dichosa serie.