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11 abr 2019

Antes de la prehistoria de Gilles Thomas


En una Europa post apocalíptica la sociedad está dividida subculturas muy particulares: Las manadas y los solitarios.

Cada manada está dividida de una manera muy jerárquica: El Jefe quien es una especie de dictador y líder, más por temor que por inteligencia (aunque hay sus excepciones). Los Lobos, quienes son los que mantienen en el poder al jefe y son los más despiadados y los corderos, los esclavos de los dos anteriores y muchas veces la principal fuente de proteína animal. (Si, son caníbales).

Luego están los solitarios. Hombres y mujeres que deambulan de un lado a otro, intentando sobrevivir, evitando ser comidos. Los solitarios son seres humanos muy bien entrenados, escurridizos y ágiles.

Esta es la historia de Gerald y Annie mientras recorren parte de Francia, evitando enemigos, fanáticos religiosos y hasta encontrando amigos.

Este libro de verdad, en mi opinión es una excelente obra maestra de Éliane Taïeb escritora francesa de ciencia ficción quien publicaba sus obras con los seudónimos de Gilles Thomas y Julia Verlanger.

Debo reconocer que es uno de los mejores libros de ciencia ficción que he tenido la oportunidad de leer en los últimos tiempos (y he leído bastante). El hecho que sea literatura de ciencia ficción de una autora femenina es un honor y de verdad ando a la caza de más libros y relatos de esta autora.

Quienes quieran apreciar esta obra en formato audiolibro, puede obtenerlo en este blog (reseña pendiente)

24 ene 2008

Las aguas turbias se hierven

frase dicha por Eduardo "Eddy" Toro, uno de los personajes de libro Zona Negra escrito por mi.

La frase corresponde a un apartado en el desierto de Urumaco en el estado Falcón luego de un revelador encuentro con varios supuestos investigadores quienes cuentan una historia sobre la investigación que realizan en una cueva subterranea, pero ninguno de ellos les reveló la fuente de financiamiento de su trabajo.

-¿Qué piensas sobre lo que dijeron esos investigadores de la cueva? Le pregunté a Eddy.
-Mira tienen todo el aspecto de militares, demasiados pulcros para hacer trabajo de campo, además los instrumentos son muy anticuados, pese a señalar que tienen tecnología de punta. Además ya al parecer tenían las respuestas prepadas.- respondió.
-¿Será que mucha gente viene a preguntar?
-Puede que si, puede que no. ¿Pero no te diste cuenta que tienen muchos depositos de agua y una gran casa que sirve como bodega de alimentos? - señalando las casas y los grandes tanques.
-Si, quizás sea que no van mucho a la ciudad.- respondí.
-Esto me parece muy extraño, quizás sean centinelas. Esto me parece muy turbio.
-Las aguas se enturbian mucho, habrá que dejar que se reposen a ver que conseguimos, -le dije
- Yo tengo una mejor forma, las aguas turbias se hierven, así sabes más rápido lo que hay. - Y sin mirar se montó en el 4x4 encendiendolo para regresar a Coro.

12 ene 2008

Un cuento

De mi autoria, relacionado con la tragedia de Vargas en el año 99.

Parecía que ya todo había pasado. El ruido de las rocas que hacen al chocar entre ellas, se había alejado ya varios minutos. La lluvia al caer daba la sensación de tranquilidad.
Me incorporé buscando alguna luz, pero no pude ver ni el resplandor de las luces lejanas. Estaba en total penumbra, no había diferencia entre tener los ojos abiertos o cerrados, no se veía nada.

Recuerdo que antes que todo ocurriera, escuchaba que los perros lloraban como si anunciaran la muerte a alguien. Por momentos sus aullidos se perdían entre la lluvia que cada vez caía con más fuerza, antes de que ocurriera todo.

Los vellos de los brazos se me erizaron cuando todos los perros aullaron por última vez. Hizo un silencio que la sangre del más valiente parezca helado. Era un silencio inusual, un silencio similar al que hay cuando un depredador se prepara para dar el salto final sobre la yugular de su presa.
Aguanté la respiración y traté de ver el mar desde la ventana de mi apartamento en La Guaira. Me temí que una ola gigante, entrara por el balcón y me ahogara, pero en la oscuridad de la noche y con la poca visibilidad que me permitía la lluvia, solo pude ver que la espuma de las olas seguían apareciendo en la orilla de la playa.
Luego de eso sentí que el piso tembló y después vino todo… todo lo que la montaña nos mandó. Un río incontenible de lodo, árboles y piedras que se llevó la mitad de mi casa, de mi pueblo, de mi vida.
Quedé alelado, escuchaba que la parte de atrás de mi casa, esa la que justamente tenía vista al Avila, una fuerza sobrehumana quería reventar… El ruido, el ruido fue lo peor de todo. Yo había escuchado motores de aviones despegando a la distancia. Ese ruido llena todo y hace vibrar los vidrios de las casas.
Pero este ruido no tenía comparación, solo se escuchaban los sonidos grutales de la incontinencia de una montaña, que no aguantó más y quería llevarse todo a su paso.
La furia de la montaña quería llegar al mar, pero habían obstáculos que debía sortear o quitar del paso. Uno de esos obstáculos era el edificio Palermo, donde estaba mi hogar.
El Palermo tenía 4 pisos y 16 apartamentos de los que solo vivíamos seis familias. Los vecinos del piso 4, los del piso 3, los italianos del piso uno y yo, Mechor Rodríguez en el piso dos. Todos los demás eran usados como apartamentos vacacionales o como moteles por sus dueños.
Ese día supe que mis diferencias con los vecinos se acabarían cuando vi como una de las paredes de mi casa fue arrancada como una galleta de una torta. Pude ver entonces lo que quedaba de habitación del apartamento de al lado. Pero yo seguía paralizado. No me pude mover pese a que mi vida corría peligro.
El agua fría que entraba por el gran agujero que sustituía la pared actuó como un par de bofetadas que activaron lo más básico de mi instinto de supervivencia.
Corrí sin antes no caerme dos veces por el agua que se había acumulado en el piso de granito que me hizo resbalar, y lo único que pude hacer fue meterme debajo del marco de la puerta. Mi cerebro en ese momento asoció el temblor con un terremoto, por eso me refugié ahí.
Aunque estaba en un segundo piso, sentía que el agua me recorría por el tobillo subiendo y en búsqueda de mi rodilla. Abracé la pared y clavé las uñas al ya húmedo friso. Otro reflejo instintivo fue apagar la luz para evitar que hubiese un corto circuito. Que ironía, un río de lodo, piedras y palos pasando por el medio de mi sala, y yo apagando la luz.
El ruido seguía siendo impresionante. Si hubiese estado otra persona a mi lado, y aunque le gritara en el oído, no me hubiese escuchado.
No se cuanto tiempo transcurrió hasta que el nivel del caudal descendió y salió de mi apartamento, pero todavía se escuchaban rocas tronar entre ellas. El ruido era igual al como prender una fogata con dos piedras, pero con dos piedras gigantes… no con mil piedras gigantes. En ese momento me hice una especie de broma interna para darme valor; “no voy a prender más nunca una fogata con piedras”, no reí normal ni histéricamente, solo solté una mueca.
Cuando paró de temblar, me solté de la pared y respiré rápidamente dos veces.
Observé alrededor y la humedad había entrado completamente a mi casa, o eso fue lo poco que pude apreciar debido a la oscuridad. El ruido “gigante” había desaparecido y lo había sustituido un caudal de agua, que corría un piso más abajo de mi apartamento.
Yo estaba frío, por la brisa y la lluvia que pegaban contra mi precaria humanidad. Temblaba pero no por el castigo que el viento y la lluvia lanzaban sobre mi. Temblaba de miedo porque no sabía que hacer, si quedarme en el lugar o salir huyendo.
Otro instinto de conservación se hizo presente; Me metí en lo que quedaba de mi cocina y tome dos paquetes de galletas saladas y una lata de atún. Las metí en mi bolsillo y agarré las llaves de la puerta. Iba a salir cuando un grito me hizo voltear a donde estaba el hueco que la montaña y sus cómplices habían hecho en mi casa.
2
Las visiones que tenía de la poca vida que me quedaba eran cuando salía del agua y podía respirar. Ya me había golpeado dos veces con un par de troncos o de ramas gruesas que fueron arrastradas por las aguas que bajaban de la montaña.
Estaba agarrado a algo que me impedía que la corriente me siguiera llevando al mar, no se que era, un cable, una guaya, una cuerda. No se. Pero tenía que conseguir un punto de apoyo antes que mis dedos se entumecieran y la corriente me arrastrara.
Pude recostarme contra una pared que tanteé con los pies. Y me apoyé. Me acerque más a la cuerda y me hice una doble vuelta en la mano, solo caso que me soltase. Comencé a gritar hasta que una voz desde arriba me preguntó si estaba bien.
Primero vi una sombra pero no podía distinguir quien me respondía porque el agua y el lodo todavía pegaba contra mi cara. Por un momento pensé que era la desesperación por salir que veía cosas que no había.
¡Pero si que había alguien!
Primero me lanzó un balón de fútbol que cayó frete a mi cara pero rápidamente siguió la dirección del agua. Escuché una especie de lamento o grosería pero mi salvador, quizás imaginario había desaparecido.
No se cuanto tiempo pasó desde que había visto aquella sombra y aquel balón que pasó frente a mi cara y se perdió para siempre. Mis esperanzas se habían empezado a desvanecer otra vez. Lo único que para mi fue positivo fue que el caudal de agua había empezado a disminuir.
Algo que cayó frente a mi cara me hizo cerrar los ojos, pensé que era algún despojo de aquella precaria vivienda, edificio o lo que fuera.
Cuando vi lo que tenía en frente a mi cara, era una tapa de poceta amarrada con un mecate.
Aquel salvavidas improvisado cayó delante de mi cara también como lo había hecho el balón de fútbol, y tenía intenciones de seguir el mismo destino del cuero. Antes que siguiera corriente abajo, lancé la mano, pero no le atiné.
Mi falta de puntería fue compensada con dos sumergidas en las que pensé que me había soltado de la cuerda y del salvavidas. Pero la cuerda seguía atada a mi brazo. “Que suerte la mía”.
Me incorporé y escuche que mi rescatísta me decía algo pero no le podía escuchar.
Pasaron 4 intentos y no logré conseguir agarrarme al “salvavidas”. Casi con un último aliento, estiré la mano y pude sostener la tapa de la poceta. Me metí en ella como si fuera un salvavidas de verdad de los inflables que usan los niños.
Pasaron unos segundos y sentí que me halaban fuera del agua. Agarré la cuerda que tenía amarrada en la mano y me liberé. Comencé a subir.
Cuando llegué arriba, escuchaba una risa de felicidad, pero no ubicaba a mi rescatista.
La risa se hizo llanto, y una voz entrecortada por las lágrimas me preguntó si estaba bien.
Respondí riendo y casi llorando también: Para haber nacido hace treinta segundos, estoy muy bien.
El desconocido me dijo aclarándose la voz; si hermano, realmente acabas de nacer, hasta desnudo estas como un bebé. Señalando mi desnudez que me había proferido el agua al bajarme los pantalones hasta el tobillo.
Con un poco de pena, me subí los pantalones y fui al encuentro del desconocido que me estrechó la mano y se presentó como Melchor Rodríguez.
- Jorge García, agradecido de por vida-. Le contesté.
3
Mis manos estaban pastosas por la sangre que tenía luego que la cuerda se me resbalara dos veces cuando intentaba subir a Jorge. Pero el esfuerzo había valido la pena.
Una precaria luz llegaba de algún escape de gas que había quedado expuesto del apartamento de al lado, iluminaba momentáneamente el encuentro.
Le pregunté a mi nuevo amigo que había pasado.
-¡El cerro se cayó chamo!, la montaña se está desmoronando y llevándose todo a su paso.
Esas palabras confirmaron el peor de mis temores. Lo que había pasado solo era el comienzo, pensé yo, la peor desgracia que había pasado en La Guaira, no en el país.
Jorge pese a haber salvado su vida, su expresión era más profunda. El motivo era que se encontraba cerro arriba con su familia y había bajado al carro a buscar el peluche de perro de su hijo, cuando el agua lo arrastró.
Su familia según él, se encontraba segura porque estaba en un piso 11. Pero la incertidumbre sobre el paradero de su esposa e hijo, lo estaba matando.
Le dije; - No queda otra, vamos a buscarlos-. Pero mi frase se cortó por un nuevo temblor que hizo que nos vieramos a los ojos, anticipando lo que iba a ocurrir a continuación.
4
El caudal esta vez fue inclemente con las pocas cosas que quedaban en pie. Vi como lo que quedaba del edificio era destrozado por las enormes piedras que arrastraba el alud.
Salimos aparatosamente de la parte de mi casa que quedaba en pie buscando la salida.
La puerta y la reja que estaban cerradas, se convirtieron en una especie de trampa mortal, ya que con el temblor y los continuos golpes de las enormes piedras, ambas se descuadraron prohibiéndonos la salida.
Ambos usamos todas nuestras fuerzas, pero fue en vano. Ya estaba resignándome cuando Jorge me dijo ¡La ventana chamo, la ventana!.
Sin pensarlo, traté de levantar el seguro de la ventana, “para no quebrarla”. También estaba descuadrada, me giré a ver a Jorge, pero en ese momento sentí que pasó algo volando cerca de mi cara, y sentí como partes del vidrio que caían al piso, pegaban en mis pantalones.
- Después me pasas la factura por el vidrio-. Dijo Jorge encogiéndose de hombros y terminando de sacar los pedazos del cristal roto con el martillo de la cocina.
El panorama no fue muy satisfactorio. Las agua comenzaban a subir y las piedras que bajaban del cerro, cada vez lo hacían con más abundancia. Nos tomamos de un tubo que subía a la terraza y comenzamos a subir.
5
María Francia solo le dio tiempo de agarrar la foto de su mamá antes de que el techo cediera. Salió de su casa y al voltear después de correr unos 10 metros, pudo ver como el río se llevaba las cuatro paredes de su rancho.
Corrió y fue a buscar a Maikel. Su novio o por lo menos eso era lo que decía todo el mundo en el barrio.
Pero la casa de Maikel ya no estaba en su lugar, ni las de sus vecinos. Solo había una gran caudal de agua que bajaba con una fuerza enorme y un rugido ensordecedor.
-Hoy nos morimos, Dios mio, no nos lleves!- dijo sobándose el vientre donde se encontraba su hijo de 4 meses de gestación y de padre en fuga.
¡Mary, Mary, mira la pared del abasto se cayó, podemos agarrar todo lo que queramos! Dijo una voz lejana que hizo girar a María Francia a donde se encontraba el minimercado Azores.
Se trataba Juan José, el delincuente de la zona que aprovechaba la tragedia para seguir con sus fechorías.
María negó con la cabeza y le pidió que la ayudara a salir de ese lugar. Pero Juan José lo que hacía era tomar botellas de licor, abrirlas, beber un sorbo y tirarlas contra la pared. Con la última trastabilló y cayó sentado riendo.
Para María no era muy difícil salir de esa zona ya que sabía
exactamente todos los caminos del barrio para evitar ser atracada o violada. Y se puso en marcha.
6
-¿Que vamos a hacer Jorge? No se ve nada y a menos que tengamos una lancha no podemos subir de aquí a donde está tu familia-. Me dijo Melchor.
Sin embargo la ansiedad de no saber nada de mi esposa y de mi hijo, me hacían ver visiones. El edificio donde habíamos pasado nuestras vacaciones siempre antes de la llegada de Diego, no se podía ver por la oscuridad ni la lluvia. Pero yo lo veía en pie y en perfecto estado.
- Bueno, será mejor que esperemos aquí. No creo que podamos hacer otra cosa, Melchor, porque ni hablar podemos con este ruido-. Le dije pero mi amigo estaba buscando algo entre sus bolsillos…
-Espero que te sepas el número de tu mujer de memoria, ¡llámala!-. me dijo ofreciéndome su teléfono celular.
Tapé el celular rápidamente de la lluvia, y marqué.
7
La angustia era demasiada, y no sabía que hacer. El ruido y la lluvia parecía que estaban por todos lados. Y este teléfono no fuenciona, todo lo que llamo suena como si estuviera fuera de servicio.
Sonó y vibró el teléfono.
- Alo, alo…
- Antonia es Jorg… est bie… no te mu..vas yo te ..y a ..car. La mon..ña … cayó. Se ca.. la mont..
Y después pura estática.
Todo el contenido de mi estomago hizo una rápida carrera al exterior. Me sentí igual que al principio de mi embarazo. Jorge estaba vivo. Por fin sabía de el pero eso de la montaña, no lo entiendo, el temblor…
Me asomé al balcón y pude ver como las piedras chocaban contra los pisos inferiores del edificio y el río que se había llevado a mi esposo seguía creciendo cada vez más. ¡Pero estaba vivo!
Diego lloraba, solo tenía 14 meses pero lo abracé y le dije; Ya viene papá. Pá va a venir a sacarnos.
8
Pude hablar con ella. Si, ella esta bien y sabe que vivo, ella vio cuando el río me llevó a mi y a la camioneta. El grito de ella fue indescriptible. Me veía por el balcón.
- Lo que queda es esperar que amanezca. Si salimos de aquí nos vamos a desgraciar más de lo que estamos Jorge-. Dijo Melchor.
Mira vamos a ver como podemos ayudar a los que quedan en el edificio ¿te parece?
9
Dios, ese día o mejor dicho esa noche pensé que nunca iba a acabar. El sol o el alba no hicieron parición hasta más allá de las seis y media de la mañana. Seguía lloviznando pero el ruido de todo lo malo ya había terminado. Me levanté de mi refugio y pude ver a Juan José apuñaleando a un hombre que trataba de entrar a una casa.
- El infeliz me siguió, la hierba mala no muere-. Me dije para mis adentros.
Vi como aquel pobre hombre gritaba y se retorcía agarrandose el vientre. El malandrito solo reía y lo pateaba burlándose de el.
Cuando me agaché no pude dejar de gritar.
Una mano salía de una ventana con garrotes y la mueca de la mano era de desesperación.
10
Todos mis vecinos muertos, no lo podía creer, hasta la vieja del piso 4. ¡TODOS MUERTOS! Casi todos muertos por el miedo, menos Fabian el gallego que prefirió ahorcarse.
- Mi familia me creerá muerta también ¿no crees?-. Le pregunté a Jorge.
- No creo, eres un tipo fuerte y tu familia debe saber eso. Vamos a buscar a mi familia-. Me dijo Jorge quitándose con la mano el agua de la lluvia que todavía caía.
-Si es mejor que nos vayamos-. Le dije y comenzamos a bajar.
11
Cuando bajamos a la calle, no había sido el Apocalipsis lo que había pasado en La Guaira. Había sido peor. Los caballos de los jinetes del Apocalipsis, habían machacado todo. Unas 60 casas desaparecidas. Edificios de tres pisos, en ruinas. Y seguían bajando ríos y ríos de lodo, palos y piedras. Lo único que quería era no tener que cruzar aquel caudal de muerte.
Pero empezamos a subir la montaña, como dos gigantes truchas, pero por tierra, luchando contra lo poco que quedaba de aquella ciudad.
Habían pasado más de dos horas de caminata cuando vimos algo que se movió. Era un perro. Un perrito de esos “cacri” beiges, (callejeros criollos).
Cuando nos vio, salió corriendo en nuestra búsqueda. Estaba mojado y temblando. Lo supe cuando se me lanzó encima lamiéndome y llorando.
-Creo que somos a los primeros que ve.- dijo Jorge.
-Y nosotros a el, le respondí -. Ya teníamos un nuevo compañero para nuestra travesía. El perro comenzó a oler mi bolsillo. Saque el paquete de galletas hecha polvo, se la abrí y comió todo.
Al terminar la galleta nos miró e hizo ese gesto de los perros como de sonreír.
Nos pusimos en marcha pero el perro comenzó a llorar.
- Amiguito, nosotros vamos para arriba-. Le dijo Jorge. Pero el can metió la cola entre sus patas y se inclinó.
Seguimos. El perro más adelante nos alcanzó.
12
Mi desgracia se hizo mayor cuando Juan José se acercaba a mi.
- Ahora vas a ser mía. Maikel no existe y yo voy a ser tu hombre ahora-.
Cerré los ojos y le pedí a Dios que me ayudara, que no dejara que nos pasara nada ahora que me había salvado.
- ¡Vas a saber que es estar con un hombre de verdad!-. Gritaba quien iba a ser mi verdugo.
- ¡NOOOO! DIOS MIO AYUDAME grité.
Escuchaba las pisadas en los charcos cerca de mi, y el ruido que hizo su cuerpo al brincar el muro que me separaba de toda la desgracia que estaba fuera de mi refugio.
13
- Chama dame la mano, rápido que eso se va a caer-.
- No mires para abajo, solo danos la mano. Le gritaba Melchor a la joven acurrucada en la esquina y con la cabeza metida entre las rodillas. La joven con los labios morados, levantó la cabeza y vio a su alrededor. Extendió la mano y la subimos, y escuchamos otra voz.
- Gracias, dios los bendiga, gracias por salvarnos-. Nos dijo la muchacha.
- ¿Salvarnos? ¿Quién más queda?, se escucha otra voz. Pregunté.
La joven dijo que había un muchacho por ahí que la quería violar pero no sabía donde se había ido.
- Seguro cayó a la casa esa, mejor nos vamos, estamos en el techo de una casa. Si es un violador, es mejor que lo dejemos ahí-. Dijo Melchor.
Le pregunté que si no lo ibamos a salvar. Y me respondió algo muy sabio.
- Si apenas sobrevivimos, y este fulano lo que quería era hacer el mal, que la naturaleza se encargue de el. No estamos para hacer actos heroicos por gente que no vale la pena y que al final nos va es a joder, así que vamos que hay que buscar a tu familia, no veamos atrás-.
Ninguno dijo más palabra. Seguimos caminando.
14
Aunque me habían salvado y tenían un perro con ellos mi confianza me hacía dudar. Les insistí varias veces que la mejor vía era la costa. No teníamos que hacer nada en la montaña, pero Jorge tenía que ir a buscar a su familia.
No me quedó otra que seguirlos. Me aterraba la idea de devolverme sola y encontrar otro hombre que quisiera violarme y hacerle daño a mi bebe que llevaba dentro.
Pensaba en el hueco que había caído Juan José. Poco a poco se iría llenando de agua y barro hasta darle una tumba perpetua. Los gritos que pegaba cuando lo abandonamos todavía resonaban en mi cabeza.
15
El edificio donde estaba Antonia y Diego, la familia de Jorge solo se veía a doscientos metros. Pero con un gran obstáculo, El Río.
Era lo único que no queríamos que se nos atravesará. Pero la mirada de Jorge era perdida, y cuando vió que desde el balcón su mujer lo saludaba con una sábana, apretó los dientes.
- Tengo que cruzar esa vaina. Tenemos que hacerlo-. Nos dijo.
Vi a Mary Francia y supe que íbamos a cruzar el río. Ella también tenía la mirada fija.
El perro ladró y salió corriendo en dirección contraria al río. Le grité a los muchachos que siguiéramos al perro, y justo cuando nos subimos al techo de lo que antiguamente era una panadería, una ola de piedras cayó enfrente de nosotros.
16
Las piedras y el lodo habían creado una especie de dique que solo dejaba unos dos metros de separación la otra orilla.
Jorge salió corriendo, Mary lo siguió y yo después. Jorge de un brinco llegó al otro lado, Mary también y yo caí en el barro. Cuando me iba a incorporar sentí que sobre mi cayó un peso que me hizo enterrar la cara en el barro. Era el perro. Subimos rápido de la rivera de mortal ruido sin antes resbalarnos. Y escuchamos una explosión.
17
Jorge cayó en el piso gritando y tomándose el vientre. Busqué a María Francia y estaba corriendo. El perro también corría y giré en dirección al dique.
Era el hombre que habíamos dejado en la casa abandonada.
- El violador, se salió -. dije.
El muchacho venía corriendo hacia mi esgrimiendo una pistola y disparando, contra mi. Lo que hice fue taparme la cara con los antebrazos.
18
- Déjalos en paz imbécil, tu me quieres es a mi-. Gritó María Francia desde atrás de una gran piedra, mientras se dejaba al descubierto.
El pequeño hombrecillo detuvo su carrera a cinco pasos de mi, antes de saltar el pequeño espacio que nos separaba.
- Bueno dense por muertos, porque a mi me abadonaron. Ahora yo los mato a todos-. Dijo mi verdugo que levantaba el arma y poco a poco la bajaba para apuntarme mientras cerraba un ojo.
Yo me resbalaba por la pendiente del río y clavé las uñas, cuando sentí que la tierra se desmoronaba y comenzaba a temblar.
- Muérete-. Gritó María Francia.
Yo sabía que venía, y me aferré a una raíz que sobresalía, mientras miraba al hombrecillo que era arrastrado por otra ola de lodo y piedras.
19
Jorge estaba herido, y todo por mi culpa pensé. Melchor el perro y yo lo fuimos a buscar mientras escuchábamos los gritos de su mujer que estaba en el balcón.
- Jorge, Jorge perdón, no quise hacerlo-. Le dije.
Jorge estaba tirado en el suelo lodoso viendo a su esposa y riendo.
Melchor, me abrazó y me dijo que me calmara.
- Jorge está bien, solo tiene esquirlas de la piedra donde pegó la bala. Aquí no es como en las películas, que las balas rebotan, la bala se metió en la piedra y soltó esquirlas-. Me dijo Melchor.
Ayudamos a Jorge que tenía una esquirla de piedra metida en la rodilla y finalmente llegamos a donde mi comadre Antonia.
20
Luego de 4 días cuando se acabaron las provisiones de comida de la casa de Jorge, caminamos a la orilla de la playa donde había un buque de la Armada venezolana que nos llevó a Puerto Cabello y de ahí regresamos a Caracas.

21
4 meses después y a más de 500 kilómetros de La Guira, unos pescadores sacaron varios cuerpos del mar, entre ellos el de Juan José.
Ahora vivo en Coro, cerca del desierto y lejos de cualquier montaña. Jorge sigue trabajando en Caracas viviendo con su esposa y Diego.
María Francia dio a luz un precioso bebé al que llamó Jesús y al poco tiempo nos casamos. Ahora ella espera una niña. Al perro le pusimos León, y el año pasado murió de viejo y feliz.
Todos los años, en diciembre nos reunimos a celebrar nuestro cumpleaños porque ese día volvimos a nacer todos.
Y esa es mi historia.
David Rosas Cs, 01/04/2007

13 ago 2007

El Teleférico Fantasma

Si yo se que existen películas como El Barco Fantasma, El Carro Fantasma, etc deberíamos ver si alguien se escribe un guión para una película para el tramo Humbolt-El Cojo donde se pueden ver imágenes como esta a continuación cortesía de Rubén Cammalleri en su última visita a Avila Mágica.


Tiene un sin fin de fotos de alta resolución de las estaciones El Iron (cercana al Hotel El Humbolt) y la segunda sub estación llamada Lomo de Caballo.


Lo más impresionante son dos cosas, que hasta el momento se mantenga el sistema sin ningún tipo de mantenimiento (lleva más de 40 años cerrado y tiene la costa caribeña y su salitre a unos pocos kilómetros), además de haber sobrevivido la tragedia de Vargas del 99. La segunda cosa sorprendente es que todavía este flotando uno de los antiguos vagones de ese sistema que era parte del tramo Humbolt-La Guaira.


Más impresionante sería que dentro del vagón si algún día llegasen a movilizarlo a donde se pudiese ver su contenido, es que se consiga "algo".


Se que ese "algo" es muy morboso, pero sería interesante sea lo que se consiguiese en el dichoso vagon y las historias que se pueden generar a consecuencia de ese tramo abandonado.


Se que el autor de las fotos está empezando a organizar una excursión, ¿quién se apunta? Yo ya lo hice

27 jul 2007

El gato de un geriátrico presiente quién va a morir en horas

La información hace que uno afirme lo que dice Constantin en la película homónima, cuando agarra el gato, mete los pies en la ponchera con agua y dice: Los gatos, me gustan, la mitad de aquí, la mitad de allá.

CHICAGO (Reuters) - Cuando Oscar visita a los residentes de un geriátrico en Rhode Island (EEUU), el equipo sanitario entra en acción porque el gato puede sentir cuando alguien está a punto de morir.
En sus dos años en la unidad de demencia terminal, Oscar ha estado en la cabecera de más de 25 residentes que murieron poco después, según el doctor David Dosa, de la Universidad Brown de Providence.

El médico escribió sobre Oscar en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra.

"No es que el gato aparezca siempre primero", dijo la doctora Joan Teno, que ve a los pacientes en la unidad. "Pero siempre se las apaña para aparecer, y siempre suele hacerlo en las dos últimas horas (de vida)".

Criado en la residencia desde que era un cachorro, Oscar a menudo pasa control a los residentes, pero cuando se le eriza el pelo durante una visita, los médicos y enfermeras saben que es hora de llamar a los familiares.

"No creo que sea un gato con poderes", dijo Teno. "Creo que probablemente hay una explicación bioquímica", dijo en una entrevista por teléfono.

Aunque los animales domésticos se utilizan normalmente para llevar tranquilidad y sosiego a los ancianos en las residencias, el talento de Oscar es especial, aunque no insospechado.

"Eso es algo muy de los gatos", dijo Thomas Graves, experto en felinos y jefe de medicina de animales pequeños en la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois.

Graves dijo que no había pruebas que sugiriesen que los gatos pueden sentir la muerte, pero no lo descarta ni por un momento.

"Estas cosas son difíciles de estudiar. Creo que probablemente perros y gatos pueden sentir cosas que nosotros no podemos", dijo.

En una ocasión en concreto, relatada por el doctor Dosa, Oscar se colocó al lado de la cama de un paciente en la habitación 313.

Su presencia hizo que el personal comenzara a llamar y a establecer una vigilia.

Cuando un nieto preguntó por qué estaba el gato allí, su madre le explicó: "Está aquí para ayudar a la abuela a ir al cielo", según el relato de Dosa.

Media hora después, la abuela murió.

Fuente

11 jul 2007

La verdad sobre el Fallen Angel

Hace unos meses, se puso en youtube, un vídeo sobre un supuesto engendro, demonio o ángel caído.

La grabación la habían realizado un grupo de jóvenes catalanes en España, en uno de los bosques de esa región española.

La veracidad del vídeo, era tan excelente por los movimientos de cámaras tipo El Proyecto de las Brujas de Blair, que programas especializados en estudios paranormales lo daban como cierto. Sobretodo por el refulgor de los ojos del "bicho" y las palabras y miedo que tenían los jóvenes, que hablaban en catalán.

Este es el vídeo




Lástima que para nosotros los estudiantes de este tipo de fenómenos, sea todo una buena creación de vídeo de estos jóvenes que hasta deberían darles un premio. Yo les confieso que me creí la cuestión, pero no de que era un ángel sino que era una especie de fantasma o algo por el estilo.

El Ángel Caído es un arquitecto español y aquí lo vemos preparándose para la acción.

Todos los detalles lo pueden apreciar en su página web oficial, que hasta tiene una versión de director cut´s aquí

10 jul 2007

Sirenas y otras leyendas urbanas (o no tan urbanas)

En estos días recibí de varias personas un correo sobre unos supuestos Gigantes en el lejano oriente que habían sido desenterrados por personal de National Geographic.
Las fotos se veían cráneos humanos del tamaño de un hombre mediano, y una longitud de más de 4 metros de altura.
Sin embargo, pese a todos los avances de las tecnologías actuales, las fotos parecían sacadas de periódicos de los años 80´s, porque se veían muchos puntos y poca resolución.
Pero lamentablemente para el personaje que hizo tal cosa, un ojo poco entrenado (como el mio), percibirían en las fotos a colores, (de menor calidad), los detalles del photoshop. Es decir otro fake.
Se que el tema de esta anotación es sobre las supuestas sirenas, timos y algo más. Una de las más famosas contemporaneamente, fue la del Tsunami de indonesia.
Muchos fueron los correos que recibí con la dichosa sirena que no es otra cosa que la obra de un artista cubano, radicado en EEUU.
La aclaratoria del FAKE la conseguí aquí, que pese a ser una página en ingles, te aclaran muchas de las leyendas urbanas que compartimos las culturas que tenemos que ver con el atlántico.

Sin embargo, por más que busco (creo que fue en un libro de verdad y no en Internet), recuerdo haber leído sobre una superestafa con una sirena a principios del siglo 20.
Se trataba de una "sirena" de fabricación casera que consistía en el cadáver de un monito, cosido en una cola de pez, y el artífice de eso, lo metió en una campana de cristal.
A ver si consigo la foto para que lo aprecien.

29 jun 2007

Zona Negra Parte IV

Zona Negra Parte IV

Puedes leer las anteriores aquí la primera parte, y aquí la tercera y cuarta



-¿Como crees que podamos entrar? le pregunté a Crispulo cuando vimos o pudimos descubrir que en verdad se trataba de una puerta camuflada para que pareciera parte del terreno.



-No se pero debe haber como una especie de llave como los estacionamientos, porque se nota que el Jeep se paró y luego arrancó pero nadie se bajó, a abrir el portón. Señaló Crispulo. -Otra cosa, no me digas más Señor Crispulo-, interrumpió antes de que comenzara a hablar.- Dime Cris o llamame por mi apellido por favor.



-Bueno Cris...¿y si hay algún centinela?- Le dije señalándole a los arboles.



-Ya nos hubieran disparado o sacado. Esto está solo, lo que podemos hacer es ver si conseguimos la manera de entrar-. Vio un pequeño agujero en un árbol. Lo rodeó y levantó un cable, y sonriendo al cielo pero en silencio. Volvió al agujero en la parte frontal del árbol, parecía que vivía una araña o eso querían hacer parecer. Metió la mano...



Todo pasó muy rápido pero voy a ver si lo puedo describir. A la izquierda estaba Cris con una meno dentro de un tronco de un árbol.



Yo estaba parado unos pasos más adelante de él. De pronto una especie de cortina nos rodeó como si se tratara de un disfraz gigante y una especie de placa gigante bajó inmediatamente de un lado de la montaña. La placa parecía más bien una navaja automática gigante, porque salió de una estrecha hendidura en la montaña y quedando suspendida en el aire sin chocar en la tierra del camino, quedó esperando a que nos montásemos.



Sentí el jalón fuerte en la espalda de Cris llevándome a subirme en nuestro nuevo transporte hacia lo desconocido. Rápidamente di un brinco esperando escuchar el estruendo sobre la placa de metal, pero nada.

Se oyó un suave siseo y tuvimos que agacharnos para no caernos del movimiento, que pese a ser lento de manera vertical, era rápido horizontalmente.



Como un acto reflejo de mi cuerpo, presioné el GPS y se lo mandé por texto a mi esposa. Afortunadamente la cobertura todavía estaba a full señal.





LA CUEVA



Una vez terminó el trayecto del "ascensor", bajamos en una especie de puerto o plataforma de concreto que parecía estar al aire libre pero a la vez no. La luz de día entraba pero no se podía ver por completo el cielo.



-Le dicen túnel vegetal-. Dijo Cris con un gesto de englobar todo el lugar. -Pero no sabemos que hay para abajo.

-Abajo, ¿donde abajo? -. Dije con aire de indiferencia antes de retroceder un paso y sentarme después de ver aquel abismo que tenía fondo, pero a varias decenas o quizás metros de profundidad. -Coño por que no me dijiste, me pude haber caído-. reclamé.

Cris hizo un gesto de indiferencia y saltó del ascensor, seguido de mi. Inmediatamente la plataforma se encogió haciendo un siseo y se perdió de vista en la primera esquina, quizás volviendo a la puerta por donde llegamos a ese lugar.

-Si te hubiese dicho que cuidado con la caída quizás te hubieses asustado y tu habrías caído. Pero dejemos eso así. ¿Le mandaste la posición a tu esposa?

Casí lo había olvidado, levanté mi mano derecha (yo uso el reloj en la derecha), apreté el botón pero no hubo pitidos de lectura del GPS. Lo hice en tres oportunidades más, y nada. Probé con el celular y fue inutil. No llegaba a marcar ni siquiera. -Nada Cris, no hay cobertura.

-O quizás quieren que no tengamos cobertura-. expectó mi compañero quien ya se ponía en marcha. Antes de seguirlo, aproveché de sacar mi cámara de fotos digitales y de rollos, para tomar fotografías.

Durante uno de los brillos de los flashes, vi algo que resplandeció. Estaba justo al final del riel de la plataforma que nos había llevado hasta allá desde la entrada de la montaña. Era una especie de cilindro de más de dos metros de altura. Se podía leer claramente Mercedes Benz Hidraulic 1955, lo demás no se podía ver porque se ocultaba en la curva del aparato. Era tecnología alemana. Guardé la cámara y seguí en dirección a Cris que ya tenía varios metros delante de mi.

-Cuidado, agachate.- aunque parezca ilógico, mi compañero gritó susurrándome, señalándome el jeep que habíamos visto temprano. Vimos el vehículo pero de sus ocupantes nada. Estábamos detrás de esos barriles donde se transporta el petróleo. Golpeé uno con el puñito de los dedos y estaba vacío, y también oxidado. Era de color blanco y decía por fuera Lagoven.

Esperamos más de 10 minutos pero los ocupantes del vehículo no estaban cerca. Así que salimos con cautela y caminamos a lo que parecía una puerta.

"No pase, solo personal autorizado"

Decía el cartel medio oxidado con letras largas y sin serif. Lo otro que pude apreciar era la carencia de tecnología que había. Nada de cámaras o al menos no las veía, nada de las típicas cerraduras con combinación que tanto aparecen en las películas. Ni siquiera un lector de tarjetas.

Me puse de pie y comencé a girar hacia abajo la larga manilla de la puerta, chilló un poco por la humedad y por lo antigua que era. Abrió y empujé la puerta... oscuridad total.

Saqué una de las 4 linternas que llevaba y alumbré hacia adentro. Hubo un ruido lejano. Después más cerca. Mi cuerpo reaccionó rápidamente y comencé a correr a donde estaban los barriles. Por mi mente pasó aquella escena de El Retorno del Jedi luego que Han Solo pusiera los explosivos en el escudo de la luna de Endor y saliera corriendo gritándole a todos que se pusieran en cubierto.

Yo me golpeé la rodilla cuando me oculté detrás de los barriles, busqué a Cris con la mirada pero el todavía seguía parado al frente de la puerta, dio un pasó al lado y puso su espalda contra la pared que sostenía la puerta. Me vio y dibujó en su marcada cara un gesto interrogante.

El ruido se hizo más fuerte, yo ya me había armado con mi cámara para tomarle fotos a cualquier cosa que saliera de "la puerta".

De pronto, unos 15 o 20 murciélagos salieron chillando por la puerta para perderse en lo alto de los árboles.
Al cabo de unos segundos, volvió el silencio y Cris entró en la puerta, después lo seguí yo.

Alumbrando con las linternas, se podía ver mejor dentro de la cueva.

-No puedo creerlo, será posible que sea cierto-. le pregunté a mi compañero.
-Lo mejor es averiguar que será esto- dijo Cris.

... continuará

9 may 2007

Cuentos de Ovnis del Avila

Bueno aqui les dejo un pequeño relato sobre ovnis y militares teniendo al AVILA como protagonista.

Esta historia la titulé "LA ZONA NEGRA". Esta es la primera entrega, que está escrita como diario de investigación, pero sin dejar de ser una novela corta, bueno les dejo con el relato.



La Zona Negra

Parte I

¿Existe una parte del Parque Nacional El Avila que se encuentra de acceso restringido?


Según varias informaciones que han llegado a mis manos, existe una parte de acceso restringido al Parque Nacional El Avila, o al menos así se especula.
Esta zona o sector del parque nacional, se encuentra aparentemente vigilada por unidades élites del ejercito, quienes en su rango más bajo portan los nuevos fusiles Ak-103, y utilizan todo tipo de contramedidas electrónicas como detectores de movimiento, etc.
Para evitar que curiosos, indigentes y buscadores de fortuna se adentren en ese lugar que es custodiado celosamente por nuestro ejercito.
También escuché de relatos de excursionistas quienes habían dado con la llamada "zona negra" de El Avila. Estos excursionistas llegaron al lugar donde se encuentra según ellos: "Los mejores posos para bañarse y disfrutar del Avila, mejores que los de Paraiso". Aparentemente el grupo de estudiantes había penetrado el perímetro de seguridad que resguarda el lugar durante un cambio de guardia.
Los jóvenes que se encontraban disfrutando de su descubrimiento, fueron descubirtos presumiblemente, por sus gritos cuando se echaban agua unos a otros. Uno de los muchachos me explicó que de la nada, escucharon como si se deslizaran iguanas, y vaya que tienen experiencia en eso ya que cuando se transita por el Avila, siempre se escuchan como huyen los reptiles al caminar los excursionistas.
Sin embargo ese día no escucharon las iguanas irse, sino venir y rodearlos. Todos se quedaron enmudecidos ya que sabían que los estaban viendo pero ellos no veían nada, me contó uno de los jóvenes.
Al cabo de unos segundos se escuchó, "Alto ciudadanos, esta es una zona protegida por el ejercito de Venezuela, pudieron ser muertos por transitar en una zona que está prohibida a los civiles. Por favor recojan su equipaje y regresen por donde entraron".
Pero no pudieron ver de donde venía la voz. Solo escuchaban reptar cada vez más cerca de ellos.
Los muchachos cada vez más nerviosos agarraron sus cachachá, y casi corriendo, regresaron por donde habían entrado.
Uno de ellos pude ver durante el momento que estaban recogiendo sus cosas, que había estructuras realizadas con concreto, más arriba del pozo donde se bañaban, pero para el momento no le prestó atención.
Bueno los muchachos no sabían que había pasado, sin embargo durante su regreso siguieron escuchando el reptar de sus escoltas, hasta que estuvieron en la cuneta de la cota mil.
Según pude conocer, esa zona es aparentemente famosa en el oeste de la ciudad capital, por continuas luces o reflejos "extraños", durante las noches también caracterizandose por olores extraños. Sin embargo esta zona no está geográficamente muy identificada.
Según mis distintas fuentes me dicen que queda después del Camino de los Españoles (¿Después?), otras me dicen que queda justo en la salida de San Bernandino de la cota mil en dirección este-oeste.
Otros me juran y perjuran que queda a la altura paralela, de La Hoyada, y el manantial desemboca en La Hoyada, por eso de su humendad permanente. Otros me dicen que queda a la derecha del viaducto que sube de Guarenas, y hay una casa abandonada...!!!! Pero una cosa si se que es cierto, es la aparición de "extrañas" luces en la parte oeste del parque El Avila.
Estas extrañas luces han sido observadas por personas quienes residen en Catia, Lidice, Los Frailes, Manicomio, El Polvorín, etc.
Voy a tener que buscar mis botas y equipo de montaña para tratar de ubicar esta zona.

CONTINUARÁ...

6 abr 2007

Conspiranoia y alienigenas

Bueno, bueno, bueno... este es un tema que no se puede dejar de pasar.

Si es verdad que no estamos solos, y que existe el Área 51.

Entonces:

No creen que ya debería haber algún tipo de técnología desarrollada por los poseedores de esas cosas.

No es cierto que desde que existen los mosquetones y carabinas, no se ha inventado otra cosa. Otro tipo de armas que no usen municiones convencionales?

Los aviones, nuestros, americanos, chinos o rusos, siguen usando el mismo propelente.

Las aeronaves siguen usando el mismo principio que usaron los precursores de la aviación hace más de 100 años para despegarse de la tierra.

Los cohetes espaciales y los misiles tácticos también se hacen a base de lo mismo de siempre para luchar contra la fuerza de la gravedad terricola.

Los blindajes son a base de nuevos materiales pero siguen siendo lo mismo.

No hay aviones realmente invisibles.

El hombre perdió repentinamente el interés en la luna y ahora quieren llevarlo a marte. Será que en la luna los consiguieron algo que no los dejan estar mucho tiempo. ( En mi particular yo creo que el hombre no pisó la luna en el 69 sino posterior a esa fecha, hay muchos errores en las grabaciones como la arena que levantan los vehículos lunares que inmediatamente cae, y deberían quedarse flotando unos instantes ya que la gravedad de la luna es menor que la de la tierra y es arena o polvo, vamos señores ¿no es lógico?).

Si de verdad existiera el área 51 como tal, no creen que los militares norteamericanos hubiesen tomado como prioridad la creación de armas con tecnología alienigena?

Existen o no existen los ovnis y para no peder la costumbre: estámos preparados todos los ejercitos del mundo, para combatir una amenaza alienigena?
Nuestras armas están preparadas para combatir contra una tecnología alienigena?

¿Estamos preparados nosotros a combatir contra algo que venga del espacio?

5 abr 2007

"Un Periodista no puede estar de acuerdo con nada"

La frase me fue repetida varias veces en clase por uno de los mejores periodístas venezolanos que afortunadamente conozco.

El autor fue el profesor Adolfo Herrera, de la Escuela de Comunicación Social de la UCV.

El profesor me comentó en una de las pequeñas charlas, que al final o terminaba en risas o en un cruce amistoso de palabras, que la razón de ser un periodísta es el de informar.

"Sin tapujos ni pendejadas".

Cito al profesor: "Un periodísta no puede estar nunca de acuerdo con nadie ni nada, porque le pueden callar la boca".

Me comentó "Si un periodista denuncia por que estacionan carros en un sitio, y al dia siguiente dejan de parar carros en ese lugar. Debe también denunciar la razón de que dejaron de estacionar carros". ¿Por qué dejaron de parar carros? ¿Quién dio esa orden?

- Profe eso es como el huevo y la gallina entonces... ¿y cómo hace un periodísta para casarse?

- No se. Me voy a tomar un juguito.