En el blog de Miel y Rosas, hace días se están publicando distintos trabajos muy buenos e interesantes.
En especial llama mi atención uno que les reproduzco a continuación debido a lo que escribí en estos días sobre la odisea de viajar en ferry pero lo más importante de esta anotiación hecha por Claudia (mi esposa), es que hay muchas cosas ciertas. A lo mejor uno porque crece y es adulto, sufre, pero cuando está niño disfruta más.
¿Será que quizás todos deberíamos ser más niños para disfrutar más?
A mi me parece el texto muy bueno, tanto como para mandarlo por correo en esas cadeeeenas interminables y después que alguien se ponga a hacerlo en power point y le ponga musiquita.
Por cierto, odiaba Falcon Crest
Aquí les dejo una reproducción (cortá y pegá) del texto en si:
Los años van y vienen...
Qué increíble se sienten el pasar de los años….y mucho más cuando estos pasan, sin darte cuenta…eso quiere decir que entre todas tus quejas, tristezas y choques con la vida, has sido muy feliz….Exactamente, muy feliz, si hoy en día recuerdas comics, películas, personajes de ficción y cuentos de caminos, te aseguro que una sonrisa pasa por tu cara al recordar esos momentos cuando los veías o de cuando te echaron aquel cuento…
Qué increíble se sienten el pasar de los años….y mucho más cuando estos pasan, sin darte cuenta…eso quiere decir que entre todas tus quejas, tristezas y choques con la vida, has sido muy feliz….Exactamente, muy feliz, si hoy en día recuerdas comics, películas, personajes de ficción y cuentos de caminos, te aseguro que una sonrisa pasa por tu cara al recordar esos momentos cuando los veías o de cuando te echaron aquel cuento…
Esta mañana me puse a revisar páginas y página y entre ellas, por supuesto, la de mi esposo, entre otras y recordé aquellos tiempos, cuando montada sobre mi cama y con un gran vaso de refresco, chucherías y cualquier otra de esas cosas que causan daños digestivos cuando vamos creciendo, jajaja eso que llaman gastritis… bueno…sigo…disfrutaba desde Heidy, Candy Candy (por cierto ahora que uno crece le coloca mala reputación a la joven que a parte de todo era bien pavosa), Capitán Centella, más que Mazzinger a Afrodita con aquellos enormes senos de torpedo…¿y saben que?
Eran tiempos bien pero bien felices, no había preocupaciones, ni riesgos de nada, ni créditos bancarios que pagar y mucho menos preocuparte por levantarte con pleno palo de agua para ir a tu oficina. ¿Qué me fastidiaba? Yo quería más y más comiquitas y zasssssssssss ponían Falcon Crest, era algo más de adulto…y bueno como chamita al fin, no me gustaba.
Series que me gustaban un montón era el Bote del Amor y la Isla de la Fantasía….Ahora me pregunto yo, ¿dónde estará la famosa islita y el famoso botecito para llegar a ella???. Primero, hasta para ir a Margarita es un platal, ya por ahí la fantasía se va acabando, segundo el bote del amor, es el Ferry, vaya vaya! Que es una completa pesadilla, terrible y drástico, mucho más si viajas con un pocote de maletas y para colmo con los hijos.
La última vez que se me ocurrió irme de viaje así, me sentí como una exiliada, una mujer en busca de su libertad que se lanza a las aguas a probar suerte en algún lugar del mundo. Quizás no habían ratas visibles en el Ferry, pero cómo habían chiripas en ese lugar, wao! Increíble poder sobrevivir en un lugar donde los camioneros guindan sus hamacas, se quitan sus zapatos y sin importarles nada, les montan los pies en la cara a los pasajeros y con la misma empiezan a roncar.Ahora bien, siendo niños nos daremos cuenta de esas cosas?? Yo creo que no, ni del camionero, ni de las chiripas, estaríamos furiosos por sueño, hambre o flojera y si venimos de regreso de la Isla, estaríamos tragando toda la chuchería que nuestros padres nos compraron.
Recuerdan aquellas cartas con cuentos que vendían en Margarita? Aún se consigue una que otra, pero no con la misma variedad de antes. Los caramelos de licor, ufffffffff demasiado bueno sin olvidar los cigarrillos de chicle. Oye! Me doy cuenta que tenía vicios desde pequeña jajajjjaajaa….
El ser no cambia, siempre tendremos la misma esencia, sólo matizamos, ahora ni dulces puedo comer con aquello de las dietas. De aquellos rulitos envidiados de las colas de Candy, ahora sólo me queda ir a la peluquería. ¿¿¿Cómo cambia la vida verdad??? PERO….PARA BIEN, sólo que ahora nos exigimos más y por eso a veces le encontramos detalles a las cosas que nos rodean…
Claudia de Rosas