Hace muchos años cuando uno iba a la Plaza Bolívar, podía ver las ardillitas que bajaban casi hasta donde se encontraba uno para recoger el maní que uno compraba en un cine (el nombre no lo recuerdo) que quedaba cerca del edificio la Francia.
Era muy típico ver en aquellos años ochentas grupos familiares caminando por la Plaza Bolívar, tomándose fotos, o pagándole a los señores que te las tomaban que a veces tenían un tarantín con un caballito para niños y aquellas cámaras Polaroid instantáneas.
Más común era ver aquellos ciegos con un montón de sobre blancos rotulados de la asociación nacional de ciegos de Venezuela en una mano y en la otra su bastón de aluminio largo y con un mango rojo y una cuerdita como la de los paraguas.
"CUADROS SELLADOS" gritaban
Un día le pregunté a mi papá, que eran eso que vendían los ciegos de la Plaza Bolívar y zonas cercanas, porque con mi pequeña imaginación yo creía que se trataba de cuadros pintados al oleo por los mismos ciegos con un sello.
Papá ante mi ingenuidad soltó una risa y luego me explicó que se trataba de una manera de sustento para estas personas discapacitadas mediante un convenio entre la Asociación Nacional de Ciegos de Venezuela y el INH (Instituto nacional de hipódromos).
El convenio consistía en que los trabajadores discapacitados de aquella época le entregaban una cantidad determinada de cuadros del 5 y 6 en con un valor de 4 Bs normalmente con un caballo en cada carrera. Muchas personas decían que se habían pegado 5 y hasta 6 carreras con estos cuadros sellados de los ciegos. Los empleados de la asociación los metían en un sobre y luego le imprimían el sello.
Un sello que certificaba que era de los ciegos, primero para garantizarle al comprador que tenía un producto legal y lo segundo era para evitar que los sobres fueran abiertos.
Claro está que aquella época el juego de 5 y 6 era el pasatiempo nacional, lo transmitía el canal 8 además de algunas cuantas emisoras y no había CENTROS HÍPICOS como en la actualidad.
Los domingos en la mañana se hacían largas colas donde los usuarios (Gaceta Hípica en mano) esperaban pacientemente para que sus apuestas fueran validadas o selladas, lo que les daba la posibilidad de hacerse millonarios si atinaban a las 6 carreras y eran cuadros únicos.
Para mi era normal escuchar a la salida del parque de Los Caobos cuando nos parábamos a comer perros y tomar refrescos, que el perrero tuviera un radiecito donde se escuchaban los resultados de las carreras no válidas y las válidas del juego de 5 y 6.
Más de uno dijo haberse ganado un cuadro con 6 producto de esos CUADROS SELLADOS. Poco a poco con el pasar de los años, esta "tradición" fue desapareciendo.