El hombre es un animal de costumbres. Es muy cierto, y cuando le cambias algo de su rutina, hay un descalabro.
El otro día estaba haciendo mercado y me tocó pasar por la parte donde están los aceites. Había un señor también con un carrito de mercado haciendo una llamada:
- Mi amor, este país no sirve para nada.
- ¿Por qué? -asumo que respondió su esposa.
- Porque no hay Maceite vale, así no se puede vivir. Como es posible que ni aceite se consiga.
En ese momento me alejé y la tentación fue tan fuerte que tuve que tomar la siguiente foto. Por respeto al buen hombre, no lo incluí en la imagen.
Todo un pasillo de al menos 4 marcas y dos tipos distintos de aceite (ajonjolí, girasol y otro que no recuerdo). El señor de igual manera no tomó ninguno y se marchó.
Lo más impresionante de todo esto, es que ese mismo señor, es el mismo que cuando exhiben el aceite de su preferencia, no agarra uno, ni dos, sino todos los que puede aún sabiendo que se le pueden dañar, romper etc. Inmediatamente, el colectivo que también se encuentra en ese mercado, hace lo mismo y el aceite se agota.
Así son algunos