25 jun 2015

Crítica destructivas, estigmas y otras lenguas

Quienes me conocen siempre han sabido que yo acepto las críticas, lo que no aceptó son las críticas destructivas sin alternativas.
Cuando escucho o me dicen algo a modo de crítica, siempre espero que también me den una sugerencia, corrección etc.
Pero una cosa que a mi me lleva a pensar que el o la crítica son perfectos inútiles, es criticar por mero arte. 
Esas personas que pudiendo hacer lo mismo que tu y quizás mejor, abren su bocota para destruir y criticar sin piedad. Para mi son muertos pero no se han dado cuenta de ello.
He podido observar y en algunos casos, hasta siendo víctima, que las personas que se dedican a atribuirle y repetir hasta el cansancio, cierto error, defecto o hasta virtud de otra, tienen los mismos defectos. 
Esto lleva a la sorpresa de los críticos, cuando sus criticados, hacen cosas que ellos consideran pudiesen haber hecho mejor. Pero no lo hicieron. 
Esta situación deriva en una retroalimentación de su frustración y por qué no: en una arrechera. 
Yo considero que no sólo en Venezuela, sino en el mundo, hay una carencia de cojones y un exceso de hipocresía. 
Las personas usan las redes sociales y con indirectas, para decir cosas que no tienen cojones de decirle a esa persona. 
Esa actitud destruye las relaciones humanas y en cierta forma, también las redes sociales. 
En mi caso, quizás por eso solo tengo unos pocos amigos, pero si alguien me cae mal y no tengo necesidad de hablarle, borrado del Face. 
Si pregunta, la verdad bruta. Si no lo hace, quizás muera con la incógnita de por qué lo hice. 
Yo creo, (yo) que tendríamos un mejor mundo, mejores relaciones sociales y laborales, si realmente todos fuésemos un poquito más sinceros. 
Cuando hablo de estigma, hablo de una marca indeleble. Un tatuaje en tu reputación que nunca podrás borrar. 
Lamentablemente, muchas personas no se dan cuenta del daño que hacen y para eso un ejemplo:
Venezuela siempre ha sido reconocida como un país caribeño, petrolero, de mujeres bonitas entre otras cosas.
Sin embargo, pese a ser un país suramericano, jamás no han considerado un país "futbolero". Porque jugamos béisbol.
Pese al gran avance y nivel que hemos alcanzado en los últimos años, tenemos el estigma de ser malos en fútbol. 
Eso nos lleva a estar predeterminados por los árbitros, como un país caimán. Que no sabe jugar y por ende, un país que todo lo malo se le penaliza con los peores castigos. Como el arbitraje de la copa América. Que sí lo vemos de manera analítica y no visceral, fue un robo, pese a que los otros equipos cometieron peores faltas que las nuestras. 
Estigma. 
Por muy bueno que seamos, siempre vamos a tener el estigma. Me explico. 
Para concluir, el mundo debería crear una universidad de la crítica. Lo malo es que nunca nadie se va a poder graduar.