Hace un año llegaste a nuestras vidas, cambiaste todo para todos.
Cuando te ví la primera vez, eras solo un pequeño puntico en el vientre de tu mamá. No podía creerlo. Pero te manifestabas de una manera increible. No dejabas comer mucho a tu mamá porque la hacías que botara todo y le dabas fuertes dolores de cabeza y ni hablar del calor. Ya en aquella época te llamabamos, "el peloto".
La espera para conocerte fue larga y pasaron muchas cosas, más buenas que malas. Casi todos los días pensabamos como ibas a ser. Pero tu mamá y yo ya lo sabíamos... PERFECTO
No te imaginas como me sentí cuando vi tu cara por primera vez. Fue algo angelical, algo fuera de este mundo. Yo estaba en el quirofano con tu mamá y cuando naciste puedo asegurar que nos miramos. Ambos nos buscamos, después de eso te pusiste a llorar para empezar a respirar el mismo aire que tus seres queridos respiramos.
Las enfermeras te limpiaron y tu seguías llorando porque querías ver a tu madre. Inmediatamente cuando sentiste a tu mamá, dejaste de llorar y suspiraste como diciendo: "Por fin estoy contigo mamá".
Al primer contacto con tu mamá, te reconfortaste y dejaste de llorar.
Hoy ya han pasado 365 días, de alegrías. Ya casi caminas y dices más mamá que papá, aunque tu mamá sabe que me llamaste a mi primero que a ella, pero igual te ama tanto como yo.
