Recuerdo cuando estaba chamo, que cerca de mi casa había como una especie de palacio de Arepas, más bien tres palacios donde se podían degustar excentricidades de distintos sabores como la típica arepa sola con mantequilla derretida hasta excentricidades como arepas de caviar.
Cerca de donde en La Candelaria, todavía siguen estando estos lugares, como son la arepera Alaska 3 y El Batacazo. De la tercera no me acuerdo ni remotamente el nombre.
Lo que si recuerdo que cada vez que iba me parecía estar viendo la primera parte de los picapiedras, donde a Pedro le ponían una bandejota en un lado de la ventana y ahí los mesoneros ponían las tostadas y los batidos.
Así lo hacían antes en esta esquina diagonal al edificio José María Vargas o CTV.
Cuando llegabas en los carros de la época (Montecarlo, Camaro, Malibú o en un un jeep Macho), llegaba el mesonero e inmediatamente llegaba con el menú a preguntar que ibas a tomar.
Cuando te traían la bebida compuesta siempre de frutas como Fresas, melón, lechosa, mora, patilla, guanabana, o maltas con leche o simplemente una lata de pepsi. Al rato después de pedir, el pingüinito (así le digo a los mesoneros) traía La gran arepa.
Haciendo consultas, habían arepas de:
Caviar, Aguacate, Caraotas, tajadas, Diablitos, huevos de codorniz en salsa rosada, salchichas, salmón, sardinas, atún, pulpo, chipichipi, langosta, carne molida, asado, pernil Jamón Serrano, períco, salchichión, chorizo y un gran etc que no recuerdo y me pueden ayudar para ampliar la lista.
y de los típicos quesos: Guayanes, de mano, telita, trenza, amarillo, amarillo americano, blanco rallado, palmizulia, Cuajada, Requesón.
Las barras eran inmensas con banquitos giratorios donde podías ver todos los rellenos de las arepas y a casa 2 metros había un lunchero que te atendía y siempre gritaba algo cómico para pedir algún batido o las arepas sin relleno.
Con el pasar de los años, esta zonas o donde normalmente habían lugares de comida en horas de la noche, se fue llenando primero de locos o como se les dice ahora, recojelatas y después de malandros y maleantes.
Estos lugares después de tener aquel renombre de antaño, la depresión económica también le pegó a estos lugares donde después de tener una especie de glamour, se fueron deteriorando al incluir en su segundo piso, remates de caballos y poco a poco el espcio de los comensales fue disminuido y asumido por las tristemente celebres "traganiqueles".
Hoy en día es casi imposible transitar por el lugar sin que se te acerquen por lo mínimo 3 indigentes a pedirte limosna y si tienes carro hasta te lo límpian.
De las arepas, lo que queda es una barra reducida a 1/3 y solo un luchero te atiende, el otro se encarga de la enrejada jaula y los lugares que ocupaban antes familias enteras, hoy en día las trabajadoras de la noche fuman sus cigarros.