Es cierto y aunque parezca mentira a todos nuestros lectores foráneos, aquí en Venezuela existen dos tipos de colas para tomar el transporte público.
La cola normal o fila, que se inicia justamente donde se estima o espera que el transporte abra sus puertas y la segunda fila que es la cola de los parados o los que no usan asiento, están apurados y no les importa hacer el trayecto de pie con tal de llegar a su destino.
Ayer en la mañana me dirigía a mi trabajo cuando observé el particular evento de que la cola para montarse en el bus o camionetica como le decimos aquí, tenía una convergencia. Claro yo siempre he visto estas colas, pero ayer fue cuando pude observar tan extraño ritual.
Al llegar el transporte, el conductor abre las puertas, entonces el primero de la fila "normal" se monta y así sucesivamente hasta que se acaban todos los puestos o asientos. Entonces justo en ese momento, entran en acción los usuarios de las "cola e los paraos", terminando de llenar el pasillo de transporte.
Esta cola en oportunidades crea discordia porque pareciera que se tratara de una especie de VIP, (cola corta, corta espera). Porque los usuarios de las colas "normales" a veces tienen más de 30 minutos esperando y estos vienen y se montan, quitándole el derecho de marcharse.
En esos lugares no faltan los típicos tostoneros o cafeceros, personas con cestas o termos. El primero trata de mantener su bodega ambulante, lo más surtida posible y vender a precios hasta más del 50% de su costo original. Los cafeceros son personajes que andan con termos y vacitos de café en la mano, ofreciéndole a los "coleros" un sorbo de café al precio de barra.
Yo no tomo café (tomé mucho hace años), pero un amigo adicto al café no le importa ni el hecho que le diga, "sabes de donde sacaron el agua para hacer el café". Con un simple es agua hervida, se toma el primer sorbo.
Lo más odioso de estos sitios son los lugares de descanso de los choferes de transporte público que realmente se convierte en casi bare o taberna, diciendo groserías o chalequeando a algún personaje que se moleste rápidamente para luego reírse.
Y no podía faltar el VOCEADOR, que no bastando que las paradas siempre hay gentes, le gritan a los posibles pasajeros cual camioneta va para algún lado. Estos personajes en las paradas son los que llevan el control de las salidas. En las calles caraqueñas, muchos de ellos son indigentes o consumidores de piedra, aunque hay excepciones como en Bellas Artes.
Es muy particular esta anotación porque con ella empezamos a escribir sobre la idiosincrasia del venezolano, sus costumbres, nuevas tradiciones, etc.