- Señor, son dos mil cien bolos (2.100,00 casí la mitad de un salario mínimo)- dijo el tendedero del puesto sentado en su banquito de plástico con su celular en la mano.
- ¿Qué? ¿Dos mil cien? - pregunté y lo dejé de inmediato en la mesa, porque pensé que tenía un tipo de droga.
- Si. Son siete DVD a trescientos cada uno. Dos mil cien - reiteró el joven sin quitarle la vista al celular.
Pero el cuento no termina aqui.
Estos puestos cobran hasta por derecho de autor.
Estaba buscando un programa Mac (si, bueno también pirata) y como el chamo me dijo 300 por DVD, saqué los 300 bolívares y le pagué al chamo.
- Ese programa cuesta mil.
- Pero es un solo DVD - increpé.
- Si, es uno solo, pero ese programa es para Mac y tiene bla bla bla... - Y dejé de escuchar.
Ya no solo se hizo MUY LEGAL la piratería en Venezuela, sino que ahora al parecer las productoras de software, consiguieron un canal de comercialización para poder sacar sus ganancias. Ya que según la casa, la marca o el tipo de programa, tiene un precio, aunque lo único que "los quemadores" hacen es poner el disco maestro en su torre y copiar hasta 8 dvd de manera simultánea.
Hoy me da mucha risa eso del "impulso del software libre".